lunes, 5 de abril de 2010

Historias de la ciudad, historias del mar



Ha pasado el instante sin poder evitarlo, sin querer saber el motivo, sin pretender algo más, pensaba. Estaba equivocado, estaba confundido. Estaba aún, pensando como salir de aquí. Siguiendo la costumbre, el gato se desvaneció sin dejar de sonreír.

Ahora las hojas se mueven como párpados. Y el sueño respira sobre un sillón. La luz espléndida rebota en la cafetera de un lunes.

2 comentarios:

  1. "La luz espléndida rebota en la cafetera de un lunes". Pedazo de verso, amigo.

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  2. Viñéta a viñeta, a veces cae algo, Pablo. Gracias!

    Muchas ganas de ver lo nuevo que sale del cuaderno hipermétrope. Un saludo y hasta otra.

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