jueves, 16 de septiembre de 2010

El cumpleaños del dibujante



(Para Rafa y Pablo)

Qué podemos decir de aquel día...Fue rápido, siempre estuvo ahí, a punto de escapar, derramarse el aniversario, como un diminuto accidente doméstico, algo que se recoge a mitad de su caída, sin romperse. Recuerdo que había muchas manos, ocupadas., rellenando huecos, apretando objetos y cortando el humo con las voces. Eso fue antes, durante la fiesta. Es decir, hoy.



Más tarde, comenzando por el primer parpadeo, los regalos. Alrededor, a su lado, guirnaldas, caminos, procesiones intercambiables de puntos de luz, gusanos que iluminan centenares de dibujos. Luces de navidad (blancas o de colores) ¿por cierto, de qué colores son las luces, cuando están apagadas?


En la cocina apenas cabían ya los diferentes modelos de sartén pequeña.

El rallador, apartado, agotado tras haberse enfrentado a unos cuantos tomates, reposaba tendido en la pila, llena a su vez de tazas que contuvieron café y otras infusiones. Por la tarde, una cualquiera, los cubiertos bailaban. Unas cucharas apresaban la comida que alguien acababa de introducir en la fuente para ensalada.



Por el momento, las velas, sin prender, a la espera de otra fecha señalada, no de otro apagón. Sobre el mantel, algo más que ilusiones: servilletas. En la pared de la izquierda, algunos trapos de cocina, otros más en activo, iban distribuyendo el calor de las fuentes, el olor de los guisos.

Las sábanas (de matrimonio), el cubre cama (de matrimonio) y la Manta todavía esperando turno.




Salteando los días, podemos ver como se mueven las cosas. La batidora preparaba a la velocidad de una centrifugación extrema sorbetes de limón en Agosto. La olla hervía en Marzo, la sartén hacía chasquear las lenguas con el crepitar de los huevos fritos de Septiembre. Otros preferían tortillas para el invierno de Noviembre.

Todos los armarios contenían antipolillas.




En la despensa, o en la repisa sobre los fogones, series de aromas de muchos lugares. Herméticamente cerrados, los botes guardaban numerorosos pigmentos y otra clase de sustancias, como hacen los tupperwares en el interior de las neveras. Conservadores de estados, como un termo, líquidos clientes, temperaturas altísimas, de quemar con luces como la del fuego, con energía como la eléctrica. Kettles y teteras. Resistencias para el agua que hierve, llamas para aguas calientes. Unos vasos, cualquier luz. Otras cosas.

Ocurrencias. Varios asuntos por determinar. El cuarto de la plancha y su tabla. El colador, el rallador. La ropa que planchar, ropa interior, calcetines para los pies.

Y amor. A grandes cubos. Y nenes, claro.

(Todas las imágenes de esta entrada son obra de Rafa Castañer)

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